Nahúm

La Santa BibliaLa vida de NAHÚM nos es completamente desconocida, como también la ubicación de Elcós, su ciudad de origen. Con una fuerza lírica que no tiene parangón en la Biblia, este profeta describe y celebra la caída de Nínive, capital del Imperio asirio, ocurrida en el 612 a. C. Durante mucho tiempo, Asiria había sido sinónimo de crueldad y de terror entre los países del cercano Oriente. Es natural, entonces, que todos los pueblos se alegraran por su caída, y es como el portavoz de esa alegría desbordante.

Pero su canto de júbilo encierra, a la vez, un himno de alabanza a Dios, el Señor de la historia, que desbarata todas las pretensiones humanas y libera a su Pueblo. Los ejércitos que derrotaron a Nínive, el prototipo del imperialismo opresor y el enemigo tradicional de Israel, eran el instrumento del juicio de Dios, que tarde o temprano castiga a los culpables.

El triunfo definitivo del Señor sobre todas las fuerzas del mal, prefigurado en la ruina de Nínive, y el gozo de los elegidos en la Jerusalén celestial, encontraron su expresión cristiana más elocuente en el libro del Apocalipsis.
 
Capítulo 1: Nahúm 1

Título

1 1 Oráculo sobre Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elcós.

LA IRA DEL SEÑOR

El oráculo de Nahúm comienza con un Salmo alfabético interrumpido después de la undécima letra, que evoca, a la manera de Sal. 18. 8-16, la lucha de Dios contra el caos y sus grandes proezas puestas de manifiesto en el Diluvio, en el Éxodo y en el Sinaí. En este oráculo se proclama la justicia y la omnipotencia de Dios, que "aniquila a los que se rebelan contra él" (1. 8), pero a la vez "es lento para enojarse" y "bueno con los que esperan en él" (1. 3, 7). A ese poema siguen una serie de sentencias proféticas que contraponen el castigo de Asiria y la salvación de Israel.

Alef 2 El señor es un Dios celoso y vengador,
el Señor es vengador e irascible.
El Señor se venga de sus adversarios
y guarda rencor a sus enemigos.

3 El señor es lento para enojarse,
pero es grande en poder
y no deja a nadie impune.
Bet Él camina en la tempestad y el huracán,
la nube es el polvo de sus pies.
Guímel 4 Él increpa al mar y lo seca,
y agota todos los ríos;
Dálet el Basán y el Carmelo languidecen,
se marchita el verdor del Líbano.

He 5 Las montañas tiemblan ante él,
se deshacen las colinas;
Vau en su presencia se hunde la tierra, el mundo y todos sus habitantes.

Zain 6 ¿Quién se mantendrá de pie ante su furor?
¿Quién resistirá al ardor de su ira?
Het Su furia se derrama como fuego,
y las rocas se parten ante él.

Tet 7 El Señor es bueno con los que esperan en él,
es un refugio en el día de la angustia;
Iod reconoce a los que confían en él
8 cuando pasa la inundación;
aniquila a los que se rebelan contra él
Caf y persigue a sus enemigos en las tinieblas.

A los jefes de Judá

9 ¿Que traman ustedes contra el Señor ?
Él aniquila por completo,
y la calamidad no se repetirá dos veces.

10 Como un manojo de espinas enmarañadas,
como la paja seca,
ellos serán completamente devorados.

A Nínive

11 De ti ha salido
el que trama el mal contra el Señor,
el que concibe planes siniestros.

A Judá

12 Así habla el Señor:
Por compactos y numerosos que sean,
ellos serán talados y desaparecerán.
Aunque yo te humillé,
ya no volveré a humillarte.

13 Ahora quebraré el yugo que pesa sobre ti
y romperé tus ataduras.

Al rey de Nínive

14 El Señor decreta contra ti:
Ninguna descendencia perpetuará tu nombre;
extirparé del templo de tus dioses
las imágenes esculpidas y fundidas,
y haré de tu sepulcro una ignominia.
 
Capítulo 2: Nahúm 2

1 ¡He aquí por los montes los pies del mensajero de buenas nuevas, el que anuncia la paz!Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque no volverá a pasar por ti Belial: ha sido extirpado totalmente.
2 ¡Sube un destructor contra ti! ¡Monta la guardia en la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, refuerza bien tu fuerza!
3 Pues Yahveh restablece la viña de Jacob, como la viña de Israel.Devastadores la habían devastado, habían destruido sus sarmientos.
4 El escudo de sus bravos es rojo, valientes vestidos de escarlata; con fuego de hierros brillan los carros, el día que los preparan, y son impacientes los jinetes.
5 Por las calles corren furiosos los carros, se precipitan en las plazas, su aspecto es semejante a antorchas, como relámpago se lanzan.
6 Se da la voz a los bravos; en su marcha se entrechocan; se apresuran hacia la muralla y se prepara el parapeto.
7 Las puertas que dan al Río se abren y en el palacio cunde el pánico.
8 La Belleza es deportada, arrancada, sus siervas gimen, como gemido de palomas, y se golpean el corazón.
9 Nínive es como una alberca cuyas aguas se van. "¡Deteneos, deteneos!"Pero nadie se vuelve.
10 "Saquead la plata, saquead el oro." ¡Es un tesoro que no tiene fin, grávido de todos los objetos preciosos!
11 ¡Destrozo, saqueo, devastación! ¡Corazones que se disuelven y rodillas que vacilan y estremecimiento en todos los lomos y todos los rostros que mudan de color!
12 ¿Dónde está el cubil de los leones, la cueva de los leoncillos, a donde iba el león a llevar la cría del león, sin que nadie le inquietase?
13 El león dilaceraba para sus cachorros, estrangulaba para sus leonas, llenaba de presas sus escondrijos y de rapiñas sus cubiles.
14 Aquí estoy contra ti, - oráculo de Yahveh Sebaot -: encenderé en humareda tus carros, y la espada devorará a tus leoncillos; suprimiré de la tierra tu presa, y no se oirá más la voz de tus mensajeros.
 
Capítulo 3: Nahúm 3

El saqueo y la deshonra de Nínive

3 1 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, repleta de mentira,
llena de rapiña,
que nunca suelta la presa!

2 ¡Chasquido de látigos,
estrépito de ruedas,
galope de caballos,
rodar de carros,
3 carga de caballería,
centelleo de espadas,
relampagueo de lanzas!
¡Multitud de víctimas,
cuerpos a montones,
cadáveres por todas partes!
¡Se tropieza con los cadáveres!

4 Por las muchas prostituciones
de la prostituta llena de encanto,
maestra en sortilegios,
que esclavizaba a naciones y tribus
con sus prostituciones y sortilegios,
5 ¡aquí estoy contra ti!
–oráculo del Señor de los ejércitos–.
Te descubriré las faldas hasta el rostro,
mostraré a las naciones tu desnudez
y a los reinos tu infamia.

6 Arrojaré inmundicias sobre ti,
te cubriré de ignominia
y te expondré como espectáculo.

7 Así, todo el que te vea
huirá lejos de ti, diciendo:
"¡Nínive ha sido devastada!
¿Quién se lamentará por ella?
¿Dónde iré a buscar
alguien que te consuele?".

El ejemplo de Tebas

8 ¿Acaso vales más que No Amón,
asentada entre las corrientes del Nilo,
rodeada por las aguas,
con un mar como baluarte
y el agua como muralla?

9 Cus y Egipto eran su fuerza,
una fuerza ilimitada;
Put y los libios
eran sus auxiliares.

10 También ella fue deportada,
tuvo que ir al cautiverio.
También sus recién nacidos fueron estrellados
en todas las encrucijadas.
Se echó la suerte sobre sus nobles,
todos sus grandes fueron cargados de cadenas.

11 También tú serás embriagada
y quedarás embotada.
También tú buscarás un refugio
delante del enemigo.

Pérdida irremediable de Nínive

12 Todas tus plazas fuertes son higueras
cargadas de brevas:
se las sacude, y ellas caen
en la boca del que las come.

13 ¡Tus tropas, dentro de ti,
son una sarta de mujeres!
A tu enemigo se le abren de par en par
las puertas de tu país:
¡el fuego ha devorado tu cerrojos!

14 ¡Abastécete de agua para el asedio,
refuerza tus defensas,
entra en el barro y pisa la arcilla,
toma el molde para los ladrillos!

15 Allí el fuego te devorará,
la espada te exterminará.
¡Prolifera como el pulgón!
¡Prolifera como la langosta!

16 Has multiplicado tus traficantes
más que las estrellas del cielo.

17 Tus capitanes son como langostas,
tus escribas, como un enjambre de insectos,
que se posan sobre los cercos
en un día de frío.
Sale el sol y se escapan,
16b el pulgón despliega sus alas y vuela,
17b y nadie sabe dónde está.

Lamentación fúnebre

18 ¡Cómo se han adormecido tus pastores,
rey de Asiria!
Tus tropas escogidas yacen inertes,
tu pueblo está disperso por las montañas
y no hay quien los reúna.

19 Tu fractura no tiene remedio,
tu herida es incurable.
Todos los que oyen la noticia
aplauden por tu ruina.
Porque ¿sobre quién no ha pasado
tu incesante maldad?